Pizza Mediterránea

Receta ↓ Ángela Solar

Esta pizza mediterránea es deliciosa, jugosa y crujiente como un buen paseo por la costa. Realzada con ingredientes frescos y sabores intensos del mar, la pizza mediterránea es una experiencia culinaria que te transportará directamente a las costas del Mediterráneo. ¡Prepara tu paladar para este viaje gastronómico inolvidable!

Ingredientes estrella para tu pizza Mediterránea

Para que tu pizza sea un auténtico viaje de sabor, necesitarás estos ingredientes esenciales:

• Masa – Puedes optar por una masa casera, amasada con cariño y paciencia, o si prefieres la comodidad, una comprada de buena calidad. ¡Lo importante es que sea tu base perfecta!
• Tomate – Nada como el tomate fresco, triturado y cocinado lentamente para obtener ese sofrito casero que hará brillar tu pizza.
• Albahaca – Las hojas frescas de albahaca son el alma de la pizza, aportando ese aroma inconfundible que nos transporta a las huertas italianas.
• Aceitunas – Negras o verdes, pero siempre deshuesadas, son las joyas que adornarán tu creación.
• Anchoas – El toque salado y marino que contrasta y realza los demás sabores, elige anchoas en aceite de calidad para un resultado superior.
• Queso mozarella – Busca uno fresco que se funda y se estire creando esos hilos irresistibles que todos amamos.

Preparación de la masa

¡La base perfecta para tu pizza mediterránea es casera, suave y esponjosa! Puedes prepararla en solo unos minutos.

Para empezar, mezcla 500 g de harina, 1 sobre de levadura de panadería seca, 1 cucharadita de sal y 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra en un recipiente grande.

Añade gradualmente 300 ml de agua tibia mientras amasas hasta lograr una textura suave y elástica. Si te gusta una masa más fina, puedes agregar un poco más de harina. Si prefieres un sabor más intenso, puedes sustituir parte del agua por vino blanco.

Deja reposar la masa durante 60 minutos en un lugar cálido para que leve. Esto le dará a tu pizza ese crujiente perfecto.

Después del reposo, estira la masa sobre una superficie enharinada hasta formar la base de tu plato. ¡Ya estás listo para añadir los deliciosos ingredientes!

Elaboración del tomate frito

¡El tomate frito es la base perfecta para nuestra pizza mediterránea! Es muy fácil de hacer y le dará a tu pizza un sabor auténtico y casero.

Para empezar, vamos a preparar un delicioso sofrito con cebolla y ajo. Pica finamente media cebolla y dos dientes de ajo. Calienta un poco de aceite de oliva en una sartén y sofríe la cebolla y el ajo a fuego medio hasta que estén tiernos y transparentes.

Procede a incorporar aproximadamente 400 gramos de tomate triturado. Puedes utilizar tomates frescos triturados o tomates triturados en conserva. Cocina a fuego lento durante unos 15-20 minutos, o hasta que el tomate se haya espesado y haya reducido.

Añade una pizca de sal y pimienta al gusto. ¡Y ya está! ¡Tu tomate frito está listo para usar!

Tip: Si te gusta un tomate frito más suave, puedes pasarlo por la batidora antes de utilizarlo.

Montaje de la pizza

¡Ya estamos a punto de darle vida a tu deliciosa pizza Mediterránea! Llega el momento de montar tu obra maestra. Extiende el tomate frito casero sobre la base, creando una capa sabrosa y auténtica.

Luego, distribuye los ingredientes principales: aceitunas jugosas, anchoas saladas y abundante queso mozzarella.

No tengas miedo de experimentar con las cantidades y encontrar tu combinación perfecta. ¡Tu pizza Mediterránea está lista para llevarla al horno y deleitar a tus comensales!

Horneado y emplatado

Hornearla correctamente es clave para conseguir esa textura perfecta y crujiente.

Precalienta el horno a 220ºC y coloca en una bandeja para hornear o directamente sobre la rejilla, si te atreves. Yo suelo usar una piedra para hornear, ¡es mi truco secreto para conseguir una base crujiente como la de una auténtica pizzería italiana!

Hornea la pizza durante 10-15 minutos, o hasta que los bordes estén dorados y el queso se derrita por completo. ¡No te olvides de vigilarla para evitar que se queme!

Una vez horneada, sácala del horno con cuidado y transfiérela a un plato. Añade un toque final de albahaca fresca para realzar los sabores y darle un aspecto vibrante y apetitoso.

Recuerda, ¡la cocina es un arte en el que puedes expresarte! No tengas miedo de experimentar con diferentes temperaturas y tiempos de horneado para encontrar tu punto perfecto.